Qué injusto eres amor, que no distingues entre buenos y malos, que le vuelves la espalda al que siempre ha luchado, al que lo ha dado todo esperando muy poco. Y te cuelas en su corazón y lo gastas, y al mío lo llenas y lo vuelves tan loco. Que nunca te olvida, y nunca se muere.
Yo no soy nadie sin ti y contigo no soy yo. Nunca te olvido aunque te persigo. Por ti sé que existo, y existes por mí. ¡Qué grandes eres amor!, que pequeña que soy yo.
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