Quizás ya nada sea como antes, a lo mejor soy yo la que cambié. Ni si quiera sé de qué me sorprendo, estaba claro que nada es para siempre, que no te puedes fiar de nadie y que te venderían como si fueras un caramelo masticable. Pero se me hace raro eso de no llamarte todos los días ¿sabes?, y también lo de verte todos los viernes y pasar el tiempo muerto hablando de tonterías...
Supongo que eso ya lo sabíamos, estaba escrito.
Pero pase lo que pase, te querré por siempre.
Gracias amiga.
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